La Costumbre
El viento arrastra hojas del ayer,
memorias que el tiempo deshilachó,
en mi pecho un eco de querer,
que ya no late... ¿Dónde se marchó?
Recuerdo tus manos, tu calor,
el brillo de un beso en la mañana,
hoy solo me queda el sinsabor
de una historia rota, vieja campana.
Pregunto a la luna en su esplendor
si el amor se apaga sin razón,
o si fue la rutina, ese dolor
que convierte el fuego en humo gris.
Busco en las esquinas de la ciudad,
en canciones viejas, en el café,
pero solo encuentro soledad
y un fantasma de lo que una vez fue.
¿Fue costumbre acaso lo que unió
nuestras almas en frágil cristal?
Solo quedan gestos de un ritual
que repite el cuerpo sin razón.
Las noches me hablan de tu mentira,
de promesas que el tiempo desgarró,
ya no queda esencia, solo mentira,
y un reloj marcando el final.
Quise ser tu refugio, tu verdad,
pero fuiste espina, no vi crecer,
ahora soy sombra de tu maldad,
un jardín sin flores... solo deber.
La costumbre es hiedra que enredó
el corazón libre que una vez fui,
me ató a tu silencio, me envenenó
con migajas de un cariño infeliz.
Ya no hay temblor cuando te nombro,
ni luz en tu voz, ni piel al hablar,
solo un vacío que crece en mi alcoba
y un adiós que no supe gritar.
¿Por qué sigo aquí, clavando esperanzas
en un suelo seco que nada dará?
El miedo me ata, me dice: *Aguanta*.
pero el alma grita: *Es hora de andar*.
No es amor lo que nos une ahora,
es el hábito frío de no soltar,
la cobardía de ver la aurora
sin tu sombra... ¿Cómo empezar?
Hoy rompo cadenas, hoy elijo el vuelo,
aunque duela el pecho, aunque tiemble el pie,
la costumbre es cárcel sin consuelo,
y yo merezco algo más que un quizás.
Dejo en el pasado tu nombre escrito,
junto a versos viejos que el polvo cubrió,
mi corazón, libre de conflicto,
sembrará nuevas flores... ¡Esta vez sin ti!
—Luis Barreda/LAB