eu1
Llévame con tu canto a esferas desconocidas,
a lugares del pasado con un futuro promisorio;
un ideal de acontecimientos en donde el yo desaparece
y la fuerza centrífuga balancea el arte.
La vida es al canto a lo que la sucesión es al peregrinaje,
nada a cambio de ti, todo por ti y para ti; inspiración divina, fuente de santidad, sabiduría y pasión; mujer hecha hombre, reflejo mundano del quehacer abruptamente añadido a un decir fortuito y a una campaña enorme en contra de la lejana suburbia.
Ella, encantada, recoge flores del pastizal, rellena la luz con la oscuridad y zarpa; navega y colorea los días, sana mis heridas, rejuvenece mi estar y vibra al ocasionar del trombón. La escultura ingrata de la ociosidad dentro de pastizales de muar; un sin fin de placeres y una recóndita operación a causa del malestar por el bien, extrema apariencia que engaña al mas frívolo de los hombres y estremece la naturaleza entera en rudimentarios azotes del padecer. Llévame contigo a donde quieras ver; porque mis ojos, lejos de alcanzar, solo extirpan una nube de sin sabores revueltos en formas de limitadas reacciones y sobrenaturales sensaciones que disponen la naturaleza de tu ser, de todo lo que eres, de todo lo que existes, de lo mas recóndito a lo más efímero, de lo más fugaz a lo mas estrecho, tu eres la musa, la esposa, la amante, todo lo que se podría alguna vez considerar paz.
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