Mi soledad llevo dentro, torre de ciegas ventanas. Cuando mis brazos extiendo abro sus puertas de entrada y doy camino alfombrado

La niebla si es cercana me parece Que oculta algún dolor, velo que n… A unos ojos la luz, a los que cieg… Con un blancor de llanto que estre… Pero si no es cercana, si se mece

Tan clara que, invisible, en sí misma se esconde, como el aire o el agua, transparente y oculta; desierta no, surcada

Huyo del mal que me enoja Buscando el bien que me falta. Más que las penas que tengo, Me duelen las esperanzas. Tempestades de deseos

No estás tan sola sin mí. Mi soledad te acompaña. Yo desterrado, tú ausente. ¿Quién de los dos tiene patria? Nos une el cielo y el mar.

Sólo sé que estoy en mí y nunca sabré quién soy, tampoco sé adónde voy ni hasta cuándo estaré aquí. Vestido con vida o muerte

¡Qué dulce dolor de ancla En el corazón sentías! Tu corazón reteniendo, Duro coral, mi partida. Ahogada en amor, tu amor

Yo y la luz te inventamos, Ciudad que ahora en un alba De fantasía y de sol Naces al mundo; Ciudad aún imprecisa,

Hijo de la oración, cada mañana dejo el seno del cántico, me desnudo del himno que se eleva a la gloria de Dios

Entre alaridos se sostiene su débil rama, entre escombros de guerra, viva en mi corazón endurecido, como una flor sencilla

Apoyada en mi hombro eres mi ala derecha. Como si desplegaras tus suaves plumas negras, tus palabras a un cielo

Tu soledad te defiende, Te limitan tus miradas, Que yo sé que tu alma llega Adonde tu vista alcanza, Adonde llegan tus sueños,

Dicen que soy un ángel y, peldaño a peldaño, para alcanzar la luz tengo que usar las piernas. Cansado de subir, a veces ruedo

Éstas son las rodillas de la noche… Aún no sabemos de sus ojos. La frente, el alba, el pelo rubio, Vendrán más tarde. Su cuerpo recorrido lentamente

Mi sueño no tiene sitio Para que vivas. No hay sitio. Todo es sueño. Te hundirías. Vete a vivir a otra parte, Tú, que estás viva. Si fueran