Madrugada
Tres de la mañana
y yo escucho la madera,
escucho los gatos
y algunas puertas.
Creo alguna historia
de un ladrón danzando por el primer piso
robando mimbre y esparciendo su olor.
Abro los ojos,
escucho gatos,
una pelea de gatos,
escucho portazos,
una orquesta de portazos.
Y ahí me creo otra historia
una de fantasmas
donde me miran con ojos llenos de odio;
no sé que hacer.
Abro los ojos,
Tres y media de la mañana
y yo escucho rechinar la madera,
como si alguien corriera,
escucho gatos caminar,
una persona subiendo una escalera.
Y ahí me creo otra historia
una de fantasmas y ladrones,
donde actúan juntos
para asustarme
para matarme
para robarme
¿Qué haré?
¿Qué arma utilizo?
Puede ser el termo de la esquina de mi velador
o mi perfume rosado.
Abro los ojos,
Cuatro de la mañana
y yo escucho los ronquidos de mi abuela y el amanecer
y ahí me creo el mañana
el almuerzo,
la once,
lo que debo hacer.
¿Con acelga?
¿Hago pan?
Puede ser que cocine espinacas.
Cierro los ojos.
