#1986 #EscritoresUruguayos #PreguntasAlAzar
Es difícil decir lo que quiero dec… es penoso negar lo que quiero nega… mejor no lo digo mejor no lo niego.
Cuando la hija del viejito guardaf… dejaba el faro y bajaba a tierra los rudos no podían soportar su be… tan sólo la seguían con los ojos y… paralizados por su cercanía
Los años vienen con raíces y algas y sueños remontados en la ola con los años también todo se olvid… los ritos del placer la noche vege… la alegría que ataca por el flanco
País lejos de mí / que está a mi l… país no mío que ahora es mi contor… que simula ignorarme y me vigila y nada solicita pero exige que a veces desconfía de mis pocas…
Paso que pasa rostro que pasabas qué más quieres te miro después me olvidaré
El niño que no vino tiene los labios fuertes tiene las manos tiernas el alma como nube no es nadie
Nosotras las viejitas democráticas ni huesos conseguimos para el cald… pero como escuchamos Radio Carve nosotras le tenemos miedo al cambi… Esa pensión que nos brinda el gobi…
Cada vez que nos dan clases de amn… como si nunca hubieran existido los combustibles ojos del alma o los labios de la pena huérfana cada vez que nos dan clases de amn…
La noche en que colocan a Osvaldo (tres años recién cumplidos) por primera vez frente a un televisor (se exhibe un drama británico de hondas resonancias), queda hipnotizado, la boca ent...
Yo también tengo ruinas y si acudo al pasado ya no sé a quién o a quiénes busco entre los escombros son ruinas sin prestigio
¿Y si Dios fuera mujer? pregunta Juan sin inmutarse, vaya, vaya si Dios fuera mujer es posible que agnósticos y ateos no dijéramos no con la cabeza
El cuento es muy sencillo usted nace en su tiempo contempla atribulado el rojo azul del cielo el pájaro que emigra
Después de todo es fácil recordar basta con arrimarse al horizonte basta con bostezar en plena eufori… alcanza con entrar en la agonía es fácil recordar
Para no sucumbir ante la tentanción del precipicio el mejor tratamiento es el fornicio
Voy a cerrar la tarde se acabó no trabajo tiene la culpa el cielo que urge como un río