Salta el caballo el enojado arroyo,
Apretando el bocado entre sus dientes,
Va a escape corriendo sin resuello
Sin importarle el borbotón de la corriente.
Corre entre valles y colinas, turbulento,
Desafiando raudo el furor de la torrente
E iracundo enfrentando la tormenta,
Hasta llegar con esfuerzo a la pendiente.
Un rayo de luna ilumina la noche,
Y su sombra se dibuja en el espacio,
Ya calmo, tranquilo el noble potro,
Espera el día, su ama lo llama: ¡¡¡TOPACIOOOoooooo......
Marisa Viazzi