#EscritoresCubanos
Bien: ya lo sé! La Muerte está se… A mis umbrales: cautelosa viene, Porque sus llantos y su amor no ap… En mi defensa, cuando lejos viven Padres e hijo. Al retornar ceñudo
El alma trémula y sola Padece al anochecer: Hay baile; vamos a ver La bailarina española. Han hecho bien en quitar
En un país muy extraño vivió hace mucho tiempo un campesino que tenía tres hijos: Pedro, Pablo y Juancito. Pedro era gordo y grande, de cara colorada, y de pocas entendederas; Pablo era...
Si quieren que de este mundo Lleve una memoria grata, Llevaré, padre profundo, Tu cabellera de plata. Si quieren, por gran favor,
¡Penas! ¿Quién osa decir Que tengo yo penas? Luego, Después del rayo, y del fuego, Tendré tiempo de sufrir. Yo sé de un pesar profundo
Iba un niño travieso Cazando mariposas; Las cazaba el bribón, les daba un… Y después las soltaba entre las ro… Por tierra, en un estero,
En el negro callejón Donde en tinieblas paseo, Alzo los ojos, y veo La iglesia, erguida, a un rincón. ¿Será misterio? ¿Será
¿Por qué no acaba todo, ora que pu… Amortajar mi cuerpo venturoso Con tu mantilla, pálida andaluza? No me avergüenzo, no, de que me en… Clavado el corazón con tu peineta!
Por donde abunda la malva Y da el camino un rodeo, Iba un ángel de paseo Con una cabeza calva. Del castañar por la zona
Dicen, buen Pedro, que de mí murm… porque tras mis orejas el cabello en crespas ondas su caudal levanta… diles, ¡bribón!, que mientras tú e… en rubios caldos y en fragantes po…
Odio la máscara y vicio Del corredor de mi hotel: Me vuelvo al manso bullicio De mi monte de laurel. Con los pobres de la tierra
¿Del tirano? Del tirano di todo, ¡di más!; y clava con furia de mano esclava sobre su oprobio al tirano. ¿Del error? Pues del error
Para los niños es este periódico, y para las niñas, por supuesto. Sin las niñas no se puede vivir, como no puede vivir la tierra sin luz. El niño ha de trabajar, de andar, de estudiar, ...
Si ves un monte de espumas, Es mi verso lo que ves: Mi verso es un monte, y es Un abanico de plumas. Mi verso es como un puñal
La montaña y la ardilla Tuvieron su querella: —«¡Váyase usted allá, presumidilla… Dijo con furia aquélla; A lo que respondió la astuta ardil…