Como siempre esperando sigue el sauce
que acuda pronto el sol a la ribera
y así poder bajo la luz que nace
contemplarse su larga cabellera
en el espejo mágico del cauce
pero entre tanto abriga esta quimera
suspira y se resigna a que le abrace
el agua, cuando corre por su vera
y mientras sueña, en llantos se deshace
a la vez, que se asusta y desespera
por miedo a que la helada le amenace
de muerte, con su cara traicionera
hasta que asome en busca de un romance
o bien una aventura pasajera
cupido entre los arboles y lance
sus flechas del amor en primavera
y enseguida despierte de su trance
al sentir, que le llaman desde afuera
para asistir en aras en un enlace
a una petición casamentera
y viendo al fin la vida, que renace
consiga ser feliz de esta manera
sin que la orilla amiga le rechace
antes que salga la luna lunera
y regresen las sombras a su alcance