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Lo que el salvaje que con torpe ma… hace de un tronco a su capricho un… y luego ante su obra se arrodilla, eso hicimos tú y yo. Dimos formas reales a un fantasma,
Margarita lloraba con el rostro oculto entre las manos; lloraba sin gemir, pero las lágrimas corrían silenciosas a lo largo de sus mejillas, deslizándose por entre sus dedos para caer e...
Antes que tú me moriré; escondido en las entrañas ya el hierro llevo con que abrió tu m… la ancha herida mortal. Antes que tú me moriré; y mi espír…
Voy contra mi interés al confesarl… pero yo, amada mía, pienso, cual tú, que una oda sólo… de un billete del Banco al dorso e… No faltará algún necio que al oírl…
¿Será verdad que, cuando toca el s… con sus dedos de rosa, nuestros oj… de la cárcel que habita huye el es… en vuelo presuroso? ¿Será verdad que, huésped de las n…
¡Qué hermoso es ver el día coronado de fuego levantarse, y, a su beso de lumbre, brillar las olas y encenderse el a… ¡Qué hermoso es tras la lluvia
Cuando en la noche te envuelven las alas de tul del sueño y tus tendidas pestañas semejan arcos de ébano, por escuchar los latidos
¡Cuántas veces al pie de las musgo… paredes que la guardan oí la esquila que al mediar la noc… a los maitines llama! ¡Cuántas veces trazó mi triste som…
Saeta que voladora cruza, arrojada al azar, y que no se sabe dónde temblando se clavará; hoja que del árbol seca
No sé lo que he soñado en la noche pasada; triste, muy triste, debió ser el s… pues despierto la angustia me dura… Noté, al incorporarme,
Llegó la noche y no encontré un as… ¡y tuve sed!... Mis lágrimas bebí; ¡y tuve hambre! ¡Los hinchados ojo… cerré para dormir! ¡Estaba en un desierto! Aunque a…
Las ropas desceñidas, desnudas las espaldas, en el dintel de oro de la puerta dos ángeles velaban. Me aproximé a los hierros
Cendal flotante de leve bruma, rizada cinta de blanca espuma, rumor sonoro de arpa de oro, beso del aura, onda de luz,
Besa el aura que gime blandamente las leves ondas que jugando riza; el sol besa a la nube en occidente y de púrpura y oro la matiza; la llama en derredor del tronco ar…
Porque son, niña, tus ojos verdes como el mar, te quejas; verdes los tienen las náyades, verdes los tuvo Minerva, y verdes son las pupilas