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Yo meditaba absorto, devanando los hilos del hastío y la tristeza… cuando llegó a mi oído, por la ventana de mi estancia, abi… a una caliente noche de verano,
Parejo de la encina castellana, crecida sobre el páramo, señero en los campos de Córdoba la llana que dieron su caballo al Romancero… lejos de tus hermanos
Allá, en las tierras altas, por donde traza el Duero su curva de ballesta en torno a Soria, entre plomizos c… y manchas de raídos encinares,
Una clara noche de fiesta y de luna, noche de mis sueños, noche de alegría —era luz mi alma
Igual que el ballestero tahúr de la cantiga, tuviera una saeta el hombre ibero para el Señor que apedreó la espig… y malogró los frutos otoñales,
Está en la sala familiar, sombría, y entre nosotros, el querido herma… que en el sueño infantil de un cla… vimos partir hacia un país lejano. Hoy tiene ya las sienes plateadas,
Francisco a Pedro Salinas: Si el arte es fuego, será con sombras divinas, juego de manos de ciego.
El tiempo que la barba me platea, cavó mis ojos y agrandó mi frente, va siendo en mí recuerdo transpare… y mientras más al fondo, más clare… Miedo infantil, amor adolescente,
Desde el umbral de un sueño me lla… Era la buena voz, la voz querida. —Dime: ¿vendrás conmigo a ver el a… Llegó a mi corazón una caricia. —Contigo siempre... Y avancé en m…
Nuestras vidas son los ríos, que van a dar a la mar, que es el morir. ¡Gran cantar! Entre los poetas míos tiene Manrique un altar.
Eran ayer mis dolores como gusanos de seda que iban labrando capullos; hoy son mariposas negras. ¡De cuántas flores amargas
Desgarrada la nube; el arco iris brillando ya en el cielo, y en un fanal de lluvia y sol el campo envuelto. Desperté. ¿Quién enturbia
¡Y esos niños en hilera, llevando el sol de la tarde en sus velitas de cera!... * ¡De amarillo calabaza,
A ti laurel y yedra corónente, dilecto de Sofía, arquitecto. Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan; las montañas
Me dijo un alba de la primavera: Yo florecí en tu corazón sombrío ha muchos años, caminante viejo que no cortas las flores del camin… Tu corazón de sombra, ¿acaso guard…