#1986 #EscritoresUruguayos #PreguntasAlAzar
Compañera usted sabe puede contar conmigo no hasta dos o hasta diez sino contar conmigo si alguna vez advierte
A instancias de mis amigos cuerdos… que ya no saben si diagnosticarme prematuro candor o simple chifladu… abro el expediente de mi optimismo y uno por uno repaso los datos
El silencio del mar brama un juicio infinito más concentrado que el de un cánta… más implacable que dos gotas ya acerque el horizonte o nos entr…
Bueno zelmar pasaron nueve años y las bisagras del país se quejan rechinan dulcemente nadie va a preguntar
Si cuarenta mil niños sucumben dia… en el purgatorio del hambre y de l… si la tortura de los pobres cuerpo… envilece una a una a las almas y si el poder se ufana de sus cuar…
Volver al barrio siempre es una hu… casi como enfrentarse a dos espejo… uno que ve de cerca / otro de lejo… en la torpe memoria repetida la infancia / la que fue / sigue p…
Ahora es preciso que me encuentre… a solas con la vida de mi muerte como recién nacido como recién asido a la posibilidad de mi no-ser.
Soñamos juntos juntos despertamos el tiempo hace o deshace mientras tanto no le importan tu sueño
Ignorante del mundo y de sí mismo deja el recién nacido su caverna lejos y cerca de la piel materna inaugura el candor de su egoísmo mira en su entorno y es un espejis…
Yo también tengo ruinas y si acudo al pasado ya no sé a quién o a quiénes busco entre los escombros son ruinas sin prestigio
Defender la alegría como una trinc… defenderla del escándalo y la ruti… de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas
Lo reconstruyo todo signo a signo y así me reconozco todavía en estas calles que caminan lentas por el otoño tantas veces dicho lo bueno es la tristeza repentina
Mientras mi padre se asfixia en la… mientras mi padre se asfixia como… definitivamente vencido y usa su último hilo de voz para u… el alma
¿Y si Dios fuera mujer? pregunta Juan sin inmutarse, vaya, vaya si Dios fuera mujer es posible que agnósticos y ateos no dijéramos no con la cabeza
La rosa de oro no se marchita ni tiene aroma el cielo ajeno que te envenena