#1989 #DespistesYFranquezas #EscritoresUruguayos
Después de tanto tiempo y en un aire de nieve hallo por fin a Carlos a Lilian al flaco vivieron
Defienden las praderas la verde mar la selva las alfombras de césped las hiedras trepadoras la Amazonia humillada
La dicha es una clandestina buscada perseguida la comandancia da sus datos sus ojos verdes su estatura la distancia que media entre sus s…
La noche en que colocan a Osvaldo (tres años recién cumplidos) por primera vez frente a un televisor (se exhibe un drama británico de hondas resonancias), queda hipnotizado, la boca ent...
En el silencio universal por compacto que sea siempre se escucha el llanto de un niño en su burbuja.
¿Qué sinrazones tengo para irme? vivo colgado del amor y desfallezc… me bato con el prójimo a sablazos vigilo el horizonte de brujas y ac… en vano tallo el grito la roca la…
Bébete un tentempié pero sentada arrímate a tu sol si eres satélite usa tus esperanzas como un sable desmundízate a ciegas o descálzate desmilágrate ahora / poco a poco
Nunca se consideró un exiliado político. Había abandonado su tierra por un extraño impulso que se fraguó en tres etapas. La primera, cuando lo abordaron sucesivamente cuatro mendigos en...
Cuando el barco es dejado por las… a uno le vienen malos pensamientos… alarmas sin razón, carencias natas… pereza para aliarse con los viento… o no prever lo mucho que fatiga
La esperanza tan dulce: tan pulida tan triste la promesa tan leve no me sirve no me sirve tan mansa
Cielito cielo que sí cielito del 26 las nubes van allá arriba la tierra bajo los pies que haya espesos nubarrones
Nosotras las viejitas democráticas ni huesos conseguimos para el cald… pero como escuchamos Radio Carve nosotras le tenemos miedo al cambi… Esa pensión que nos brinda el gobi…
¿Dónde estás muerte muertecita hebra de lágrimas sueño inconcluso duplicado de vida
El primero de enero de mil novecientos sesenta y nueve la señora de lot gusana del vedado no resiste el consuelo de la tenta…
A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido ...