#1965 #EscritoresUruguayos #PróximoPrójimo
Si cuarenta mil niños sucumben dia… en el purgatorio del hambre y de l… si la tortura de los pobres cuerpo… envilece una a una a las almas y si el poder se ufana de sus cuar…
Hoy amanecí con los puños cerrados pero no lo tomen al pie de la letr… es apenas un signo de pervivencia declaración de guerra o de nostalg… a lo sumo contraseña o imprecación
Desinformémonos hermanos tan objetivamente como podamos desinformémonos con unción y sobre todo con disciplina
El ojo de este pez que aún se agit… no evoca desconcierto sino confirm… de sus presagios sobre el pobre mu… el ojo del pez mira a través de los cuerpos
En las pausas insomnes en los ojos glaciales en el gesto ritual de la amenaza el vocero del odio estrena sus eni… hinca roedor sus dientes en el hum…
A medida que la distancia entre el presente y el final se ac… y el futuro se aclara y se enaniza y se está un poco harto de husmear en los residuos del pas…
Están izando mi bandera con ceremonia y sin pudor pobre bandera mi bandera está alegre como una sábana
Se habían encontrado en la barra de un bar, cada uno frente a una jarra de cerveza, y habían empezado a conversar al principio, como es lo normal, sobre el tiempo y la crisis, luego, de...
Ahora que apretaste la tecla play me atreveré a decirte lo que nunca osaría proponerte
Ignorante del mundo y de sí mismo deja el recién nacido su caverna lejos y cerca de la piel materna inaugura el candor de su egoísmo mira en su entorno y es un espejis…
Ahora que empecé el día volviendo a tu mirada y me encontraste bien y te encontré más linda ahora que por fin
En la última asamblea del futuro faltaré sin aviso.
He pasado la noche soñando un sueño tonto alguien me regalaba la lapicera fuente más impecable y nueva
A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido ...
Que golpee y golpee hasta que nadie pueda ya hacerse el sordo que golpee y golpee hasta que el poeta