#1924 #Canciones #EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresGranadinos #Generación27
Sobre el cielo negro, culebrinas amarillas. Vine a este mundo con ojos y me voy sin ellos. ¡Señor del mayor dolor!
Hay una raíz amarga y un mundo de mil terrazas. Ni la mano más pequeña quiebra la puerta de agua. ¿Dónde vas? ¿adónde? ¿dónde?
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca
Mamá, yo quiero ser de plata. Hijo, tendrás mucho frío. Mamá.
Chove en Santiago meu doce amor. Camelia branca do ar brila entebrecida ô sol. Chove en Santiago
¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas
Viento del Sur, moreno, ardiente, llegas sobre mi carne, trayéndome semilla de brillantes
La noche no quiere venir para que tú no vengas ni yo pueda ir. Pero yo iré aunque un sol de alacranes me coma…
Crótalo. Crótalo. Crótalo. Escarabajo sonoro. En la araña
Fresquísimas violas. Bandadas de rubores levantados por este don de lágrimas que enlaz… la muchedumbre de las viejecillas con la niña y el niño de mi frente…
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
CIPRÉS Ciprés. (Agua estancada.) Chopo (Agua cristalina.)
¡Esa esponja gris! Ese marinero recién degollado. Ese río grande. Esa brisa de límites oscuros. Ese filo, amor, ese filo.
Entre italiano y flamenco, ¿cómo cantaría aquel Silverio? La densa miel de Italia
La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice.