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Fuera la lluvia cae sin cesar... En mis cristales viene a tocar su sinfonía:
Lucía Martínez. Umbría de seda roja. Tus muslos como la tarde van de la luz a la sombra. Los azabaches recónditos
Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
¡Fita aquel branco galán, olla seu transido corpo! É a lúa que baila na Quintana dos mortos. Fita seu corpo transido,
Tirad ese anillo al agua. (La sombra apoya sus dedos sobre mi espalda.) Tirad ese anillo. Tengo
Niño. ¡Que te vas a caer al río! En lo hondo hay una rosa y en la rosa hay otro río. ¡Mira aquel pájaro! ¡Mira
Los niños miran un punto lejano. Los candiles se apagan. Unas muchachas ciegas preguntan a la luna,
Enrique, Emilio, Lorenzo. Estaban los tres helados: Enrique por el mundo de las camas;
La cruz. (Punto final del camino.) Se mira en la acequia. (Puntos suspensivos.)
Cirio, candil, farol y luciérnaga. La constelación de la saeta. Ventanitas de oro
Todas las tardes en Granada, todas las tardes se muere un niño. Todas las tardes el agua se sienta a conversar con sus amigos. Los muertos llevan alas de musgo.
Por la calle brinca y corre caballo de larga cola, mientras juegan o dormitan viejos soldados de Roma. Medio monte de Minervas
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
La luna clava en el mar un largo cuerno de luz. Unicornio gris y verde, estremecido, pero extático. El cielo flota sobre el aire
Muerto se quedó en la calle con un puñal en el pecho. No lo conocía nadie. ¡Cómo temblaba el farol! Madre.