#1988 #EscritoresUruguayos #VientosDelExilio
La muerte se puso una cara de mons… una cara de monstruo horrible esperó y esperó detrás de una esqu… salió al fin de la sombra como un… y el niño huyó más rápido que su p…
Te dejo con tu vida tu trabajo tu gente con tus puestas de sol y tus amaneceres
Cuando Mambrú se fue a la guerra, llevaba una almohadilla y un tirabuzón. La almohadilla para descansar después de las batallas y el tirabuzón para descorchar las efímeras victorias. T...
Una mujer desnuda y en lo oscuro tiene una claridad que nos alumbra de modo que si ocurre un desconsue… un apagón o una noche sin luna es conveniente y hasta imprescindi…
Tu nombre es como el crisol donde se funde la hazaña tu nombre es como la caña que endulza con lluvia y sol de su destino naciente
Ustedes cuando aman exigen bienestar una cama de cedro y un colchón especial nosotros cuando amamos
Bien sabía él que la iba a echar d… pero no hasta qué punto iba a sent… no ya como un veterano de la nosta… sino como un mero aprendiz de la s… es claro que la civilizada prevent…
Tenés tal maña, tal arte y un suspiro tan discreto que podría revelarte mi secreto. Usás tan suaves maneras,
Aquí está el Palacio Salvo allá está el Victoria Plaza son tan torpes tan horrendos que a uno lo dejan sin habla su fealdad es tan espesa
Este libro, en el que he trabajado los últimos cinco años, es algo así como un entrevero: cuentos realistas, viñetas de humor, enigmas policíacos, relatos fantásticos, fragmentos autobi...
De pronto comenzaron a llorar las criaturas los perros en el ángelus las vírgenes propensas los ancianos a término
A medida que la distancia entre el presente y el final se ac… y el futuro se aclara y se enaniza y se está un poco harto de husmear en los residuos del pas…
Lo dijeron y lo repitieron esclarecidos portavoces de Algo: «Se acabó la escritura. La literatura está condenada a morir. De ahora en adelante sólo existirá la Cultura del Ruido y de la...
Sigo en pie por latido por costumbre por no abrir la ventana decisiva y mirar de una vez a la insolente
Cuando el no ser queda en suspenso se abre la vida ese paréntesis con un vagido universal de hambre somos hambrientos desde el vamos y lo seremos hasta el vámonos