Pasé la mar cuando creyó mi engaño que en él mi antiguo fuego se temp… mudé mi natural, porque mudara naturaleza el uso, y curso el daño… En otro cielo, en otro reino extra…
Que otras veces amé negar no puedo… pero entonces amor tomó conmigo la espada negra, como diestro amig… señalando los golpes en el miedo. Mas esta vez que batallando quedo,
Ir y quedarse, y con quedar partir… partir sin alma, y ir con alma aje… oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse; arder como la vela y consumirse,
Desmayarse, atreverse, estar furio… áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y…
Sale la estrella de Venus al tiempo que el sol se pone, y la enemiga del día su negro manto descoge, y con ella un fuerte moro
Gallardo pasea Zaide puerta y calle de su dama, que desea en gran manera ver su imagen y adorarla, porque se vido sin ella
Noche fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista, que muestras al que en ti su bien… los montes llanos y los mares seco… habitadora de celebros huecos,
Al son de los arroyuelos cantan las aves de flor en flor, que no hay más gloria que amor ni mayor pena que celos. Por estas selvas amenas
«—Di, Zaida, ¿de qué me avisas? ¿Quieres que muera y que calle? No des crédito a mujeres no fundadas en verdades; que si pregunto en qué entiendes
Pasando el mar el engañoso toro, volviendo la cerviz, el pie besaba de la llorosa ninfa, que miraba perdido de las ropas el decoro. Entre las aguas y las hebras de or…
¡Cuán bienaventurado aquel puede llamarse justamente, que sin tener cuidado de la malicia y lengua de la gente… a la virtud contraria,
Quien supiere, señores, de un pasa… que de Juana a esta parte anda per… duro de cama y roto de vestido, que en lo demás es blando como un… de cejas mal poblado, y de elefant…
Celebró de Amarilis la hermosura Virgilio en su bucólica divina, Propercio de su Cintia, y de Cori… Ovidio en oro, en rosa, en nieve p… Catulo de su Lesbia la escultura
Pastor que con tus silbos amorosos me despertaste del profundo sueño, Tú que hiciste cayado de ese leño, en que tiendes los brazos poderoso… vuelve los ojos a mi fe piadosos,
Entro en mí mismo para verme, y de… hallo, ¡ay de mí!, con la razón po… una loca república alterada, tanto que apenas los umbrales entr… Al apetito sensitivo encuentro,