Mi bien nacido de mis propios male… retrato celestial de mi Belisa, que en mudas voces y con dulce ris… mi destierro y consuelo hiciste ig… Ciego, llorando, niña de mis ojos,
Querido manso mío, que venistes por sal mil veces junto aquella ro… y en mi grosera mano vuestra boca y vuestra lengua de clavel pusiste… ¿por qué montañas ásperas subistes
Claro cisne del Betis que, sonoro y grave, ennobleciste el instrumen… más dulce, que ilustró músico acen… bañando en ámbar puro el arco de o… a ti lira, a ti el castalio coro
¿Qué ceguedaz me trujo a tantos da… ¿Por dónde me llevaron desvaríos, que no traté mis años como míos, y traté como propios sus engaños? ¡Oh puerto de mis blancos desengañ…
Cayó la torre que en el viento hac… mis altos pensamientos castigados, que yacen por el suelo derribados cuando con sus extremos competían. Atrevidos al sol llegar querían,
Atada al mar Andrómeda lloraba, los nácares abriéndose al rocío, que en sus conchas cuajado en cris… en cándidos aljófares trocaba. Besaba el pie, las peñas ablandaba
A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos. ¡No sé qué tiene la aldea
Mil años ha que no canto porque ha mil años que lloro trabajos de mi destierro, que fueran de muerte en otros. Sin cuerdas el instrumento,
Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola: ¿Adónde vas perdida?
Zagalejo de perlas, hijo del Alba, ¿dónde vais que bace frío tan de mañana? Como sois lucero
Vengada la hermosa Filis de los agravios de Fabio a verle viene al aldea enfermo de desengaños. A ruego de los pastores
Canta pájaro amante en la enramada selva a su amor, que por el verde… no ha visto al cazador que con des… le está escuchando, la ballesta ar… Tirale, yerra. Vuela, y la turbad…
Éste de mis entrañas dulce fruto, con vuestra bendición, oh Rey eter… ofrezco humildemente a vuestras ar… que si es de todos el mejor tribut… un puro corazón humilde y tierno,
«—Después que rompiste, ingrata, de amor el estrecho nudo, pruebo a sujetar el cuello y no consiente otro yugo. Gocé libertad tres años,
Dulce Señor, mis vanos pensamient… fundados en el viento me acometen, pero por más que mi quietud inquie… no podrán derribar tus fundamentos… No porque de mi parte mis intentos