Nace el alba María y el sol tras ella, desterrando la noche de nuestras penas. Nace el alba clara,
Si fuera de mi amor verdad el fueg… él caminara a tu divina esfera; pero es cometa que corrió ligera con resplandor que se deshizo lueg… ¡Qué deseoso de tus brazos llego
Con nuevos lazos, como el mismo A… hallé en cabello a mi Lucinda un d… tan hermosa, que al cielo parecía en la risa del alba, abriendo el p… Vino un aire sutil, y desatólo
En tanto que el hoyo cavan a donde la cruz asienten, en que el Cordero levanten figurado por la sierpe, aquella ropa inconsútil
Cayó la torre que en el viento hac… mis altos pensamientos castigados, que yacen por el suelo derribados cuando con sus extremos competían. Atrevidos al sol llegar querían,
Cuando me paro a contemplar mi est… y a ver los pasos por donde he ven… me espanto de que un hombre tan pe… a conocer su error haya llegado. Cuando miro los años que he pasado…
Juanilla, por tus pies andan perdi… más poetas que bancos, aunque hay… que tus paños lavando entre unos c… oscureció su nieve a los tendidos. Virgilio no los tiene tan medidos,
«—Amada pastora mía, tus descuidos me maltratan, tus desdenes me fatigan, tus sinrazones me matan. A la noche me aborreces
Érase el mes de más hermosos días, y por quien más los campos entreti… señora, cuando os vi, para que pen… tantas necias de Amor filaterías. Imposibles esperan mis porfías,
No sabe qué es amor quien no te am… celestial hermosura, esposo bello, tu cabeza es de oro, y tu cabello como el cogollo que la palma enram… Tu boca como lirio, que derrama
Hortelano era Belardo de las huertas de Valencia, que los trabajos obligan a lo que el hombre no piensa. Pasado el hebrero loco,
Dulce Filis, si me esperas, de favor has de ir mudando, que es mucho para burlando, y poco para de veras. Si fías en mis amores,
Muere la vida, y vivo yo sin vida, ofendiendo la vida de mi muerte, sangre divina de las venas vierte, y mi diamante su dureza olvida. Está la majestad de Dios tendida
Pasando el mar el engañoso toro, volviendo la cerviz, el pie besaba de la llorosa ninfa, que miraba perdido de las ropas el decoro. Entre las aguas y las hebras de or…
A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos. ¡No sé qué tiene la aldea