#1973 #EscritoresUruguayos #LetrasDeEmergencia
Para no sucumbir ante la tentanción del precipicio el mejor tratamiento es el fornicio
Con ríos con sangre con lluvia o rocío con semen
Padre nuestro que estás en los cie… con las golondrinas y los misiles quiero que vuelvas antes de que ol… como se llega al sur de Río Grand… Padre nuestro que estás en el exil…
De vez en cuando la alegría tira piedritas contra mi ventana quiere avisarme que está ahí esper… pero me siento calmo casi diría ecuánime
Tu voz no quiere cantar tu voz se esconde en el llanto si pregunto tu quebranto es sólo por preguntar desde que tu pena existe
Esta cotidiana no se apoya en ning… hoy es tan sólo un viernes de poca… sin noticias o trazos demasiado ma… ni tampoco demasiado buenos funcio… las endocrinas y los semáforos
Ésta debe ser la trigésima despedida. Es un trámite que Fernando Varengo conoce de sobra. Como testigo, claro; no como viajero. Asistir a la normal y apasionada discusión de Migue...
Qué difícil es verte sonreírte meternos todos en el disimulo imaginar futuros que te incluyen decir que volveremos volverás a respirar el aire de tu cuadra
Es importante hacerlo quiero que me relates tu último optimismo yo te ofrezco mi última confianza
Todo está lejos pero es un modo de decir en realidad no tengo patrón univer… para medir cercanos y remotos los bienaventurados se escabullen
Cuando Adán el primero agobiado por Eva y por la soledad inventó cautelosamente a dios no tenía la menor idea de en qué túnel de niebla había me…
La calle brilla para la ocasión llueve sobre mis nervios bienvenid… el aguacero me repara no sé qué lava en mí tal vez siluetas o intenciones
Cuando a uno lo expulsan a patadas del sueño el amanecer es siempre una modorra se emerge de ese ensayo de muerte todavía sellado por la víspera
Y una pregunta de cajón por qué será que mis Otros escriben casi siempre poemas de amor con esperanza o desolación
Tus ojos miran como dos latidos tu corazón no puede con su roca, tu memoria se tapa los oídos. Maldices aunque no muevas la boca, sigues comprando el surco y los ma…