#1924 #Canciones #EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresGranadinos #Generación27
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,
¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas
Abejaruco. En tus árboles oscuros. Noche de cielo balbuciente y aire tartamudo. Tres borrachos eternizan
No te conoce el toro ni la higuera… ni caballos ni hormigas de tu casa… No te conoce tu recuerdo mudo porque te has muerto para siempre. No te conoce el lomo de la piedra,
Juan Breva tenía cuerpo de gigante y voz de niña. Nada como su trino. Era la misma
Vi en tus ojos dos arbolitos locos. De brisa, de brisa y de oro. Se meneaban. No quise.
Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
Me miré en tus ojos pensando en tu alma. Adelfa blanca. Me miré en tus ojos pensando en tu boca.
¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? Cierra la puerta, hijo mío, acaban de dar las once. En mis ojos, sin querer,
Por la calleja vienen extraños unicornios. ¿De qué campo, de qué bosque mitológico? Más cerca,
En el gris, el pájaro Griffón se vestía de gris. Y la niña Kikirikí perdía su blancor
En la casa se defienden de las estrellas. La noche se derrumba. Dentro, hay una niña muerta con una rosa encarnada
En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde. Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos
Tres moricas me enamoran en Jaén: Axa y Fátima y Marién. Tres moricas tan garridas iban a coger olivas,
Bajo la adelfa sin luna estabas fea desnuda. Tu carne buscó en mi mapa el amarillo de España. Qué fea estabas, francesa,