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Prende tus luces cocuyo de marzo: esta es la noche de hablar con el gallo. Compartiremos
Jazmín diamela, jazmín de España, jasmín criollo, ¡Ixora blanca! Lirio amarillo,
Cinta de arena para la nena. Gorro de sal para el coral. Y para el sol
El caballo negro iba por un trillo: cada paso suyo bordaba el camino. El caballo ruano
Nene, vanos a dormir; no son horas de reír: duerme el viento, duerme el sol, duermen las gallinas
EL día, una rosa blanca. La noche, un caballo negro. (La tarde, una mariposa que ha detenido su vuelo.)
En la casa que recuerdo, en la casa, entre el naranjal y el cielo: plátano indio, plátano congo,
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
De parte del aguacero que cubran con un paraguas al retoño del almendro. El coralillo rosado debe prestar atención:
Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
Entre las lomas el día nace. Límpidas gotas la noche esparce sobre la hierba
La flor del tomillo buscaba una abeja: una abeja sola, una sola obrera. En el viejo pino
Yo tengo un sombrero alón donde cabe un aguacero, y botas que reconocen los caminos del vaquero. ¡Qué bien te sabré domar,
—Venga, venga, salamandra: ¡abra la puerta, saque la gata, busque la escoba, limpie la casa!