A Francisco Iglesias
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Do you like me? -Yes, and you? -Yes, yes. Cuando me quedo solo me quedan todavía tus diez años,
¡Oh, qué grave medita la llama del candil! Como un faquir indio mira su entraña de oro y se eclipsa soñando
El Mascarón. ¡Mirad el mascarón! ¡Cómo viene del África a New York… Se fueron los árboles de la pimien… los pequeños botones de fósforo. Se fueron los camellos de carne de…
El magnífico sauce de la lluvia, caía. ¡Oh la luna redonda sobre las ramas blancas!
Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
La luna asoma Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables.
Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo
Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago y casi por compromiso.
Cuando yo me muera, enterradme con mi guitarra bajo la arena. Cuando yo me muera, entre los naranjos
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo:
¡Qué trabajo me cuesta dejarte marchar, día! Te vas lleno de mí, vuelves sin conocerme. ¡Qué trabajo me cuesta
Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
Virgen con miriñaque, virgen de Soledad, abierta como un inmenso tulipán. En tu barco de luces
Ni quiero ser poeta, ni galante. ¡Sábanas blancas donde te desmayes… No conoces el sueño ni el resplandor del día.
Fresquísimas violas. Bandadas de rubores levantados por este don de lágrimas que enlaz… la muchedumbre de las viejecillas con la niña y el niño de mi frente…