#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #JRJCanción 1936
Ante mí estás, sí. Mas me olvido de ti, pensando en ti.
La muerte es el reposo, del día de la vida; para que despertemos descansados en el día total del infinito.
Cierra, cierra la puerta, como a ella le gustaba... ¡Que se encuentre a su gusto su recuerdo!
¡Ojos que quieren mirar alegres y miran tristes! ¡Ay, no es posible que un muro viejo
Como hemos venido a la Capital, he querido que Platero vea El Vergel... Llegamos despacito, verja abajo, en la grata sombra de las acacias y de los plátanos, que están cargados todavía....
Estaba derecha en una triste silla, blanca la cara y mate, cual un nardo ajado, en medio de la encalada y fría alcoba. Le había mandado el médico salir al campo, a que le diera el sol d...
La cumbre. Ahí está el ocaso, todo empurpurado, herido por sus propios cristales, que le hacen sangre por doquiera. A su esplendor, el pinar verde se agria, vagamente enrojecido; y las ...
Yo no seré yo, muerte, hasta que tú te unas con mi vida y me completes así todo; hasta que mi mitad de luz se cierr… con mi mitad de sombra
Verdaderamente, Platero, que estaba bien. Doña Camila iba vestida de blanco y rosa, dando lección, con el cartel y el puntero, a un cochinito. Él, Satanás, tenía un pellejo vacío de mos...
Llamó mi atención, perdida por las flores de la vereda, un pajarillo lleno de luz, que, sobre el húmedo prado verde, abría sin cesar su preso vuelo policromo. Nos acercamos despacio, yo...
No hay sol; el cielo de invierno es de bruma y nubes blancas; sólo hay un raso celeste sobre la saraucarias. La avenida abre su sueño
Todas las frutas eran de su cuerpo… las flores todas, de su alma. Y venía, y venía entre las hojas verdes, rojas, cob… por los caminos todos
Cuando murió Mamá Teresa, me dice mi madre, agonizó con un delirio de flores. Por no sé qué asociación, Platero, con las estrellitas de colores de mi sueño de entonces, niño pequeñito, ...
Mira, Platero; el canario de los niños ha amanecido hoy muerto en su jaula de plata. Es verdad que el pobre estaba ya muy viejo... El invierno último, tú te acuerdas bien, lo pasó silen...
Siempre, después, qué contento cuando me quedo conmigo. Lo que iba a ser mi minuto, es, corazón, mi infinito.