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Con todo el yeso de los malos campos eras junco de amor, jazmín mojado. Con sur y llama de los malos cielos
De los cuatro muleros que van al campo, el de la mula torda, moreno y alto. De los cuatro muleros
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
La muerte entra y sale de la taberna. Pasan caballos negros y gente siniestra
¡Alto pinar! Cuatro palomas por el aire van. Cuatro palomas vuelan y tornan. Llevan heridas
Las piquetas de los gallos cavan buscando la aurora, cuando por el monte oscuro baja Soledad Montoya. Cobre amarillo, su carne,
El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.
Lámparas de cristal y espejos verdes. Sobre el tablado oscuro, la Parrala sostiene una conversación
Tú nunca entenderás lo que te quie… porque duermes en mí y estás dormi… Yo te oculto llorando, perseguido por una voz de penetrante acero. Norma que agita igual carne y luce…
La noche quieta siempre. El día va y viene. La noche muerta y alta. El día con un ala. La noche sobre espejos
Ayer. (Estrellas azules.) Mañana. (Estrellitas
Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna
Fuera la lluvia cae sin cesar... En mis cristales viene a tocar su sinfonía:
El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar