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Bajo el Moisés del incienso, adormecida. Ojos de toro te miraban. Tu rosario llovía. Con ese traje de profunda seda,
En la noche del huerto, seis gitanas, vestidas de blanco bailan. En la noche del huerto,
¡Ay qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero.
¡Ay, petenera gitana! ¡Yayay petenera! Tu entierro no tuvo niñas buenas. Niñas que le dan a Cristo muerto
Dulce chopo, Dulce chopo, Te has puesto De oro. Ayer estabas verde,
Viento del Este; un farol y el puñal en el corazón. La calle
Dicen que tienes cara (balalín) de luna llena. (balalán.) Cuántas campanas ¿oyes?
La señorita del abanico, va por el puente del fresco río. Los caballeros
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo:
El magnífico sauce de la lluvia, caía. ¡Oh la luna redonda sobre las ramas blancas!
Nadie comprendía el perfume de la oscura magnolia de tu vientr… Nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dient… Mil caballitos persas se dormían
Tengo miedo a perder la maravilla de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento. Tengo pena de ser en esta orilla
El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar
El corazón, Que tenía en la escuela Donde estuvo pintada La cartilla primera, ¿Está en ti,
Empieza el llanto de la guitarra. Se rompen las copas de la madrugada. Empieza el llanto