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Los cien enamorados duermen para siempre bajo la tierra seca. Andalucía tiene largos caminos rojos.
¿Cómo fue? —Una grieta en la mejilla. ¡Eso es todo! Una uña que aprieta el tallo. Un alfiler que bucea
Yo te miré a los ojos cuando era niño y bueno. Tus manos me rozaron Y me diste un beso. (Los relojes llevan la misma caden…
Yo decía: “Tarde” Pero no era así. La tarde era otra cosa que ya se había marchado. (Y la luz encogía
Empieza el llanto de la guitarra. Se rompen las copas de la madrugada. Empieza el llanto
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
Antonio Torres Heredia, hijo y nieto de Camborios, con una vara de mimbre va a Sevilla a ver los toros. Moreno de verde luna
Largo espectro de plata conmovida el viento de la noche suspirando abrió con mano gris mi vieja herid… y se alejó; yo estaba deseando. Llaga de amor que me dará la vida
De los cuatro muleros que van al campo, el de la mula torda, moreno y alto. De los cuatro muleros
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo:
Solamente por oír la campana de la Vela te puse una corona de verbena. Granada era una luna ahogada entre las yedras.
(Quizá fue por no saberte la Geom… El jovencito se olvidaba. Eran las diez de la mañana. Su corazón se iba llenando de alas rotas y flores de trapo.
Mi niña se fue a la mar, a contar olas y chinas, pero se encontró, de pronto, con el río de Sevilla. Entre adelfas y campanas
Viento del Este; un farol y el puñal en el corazón. La calle
Se ven desde las barandas, por el monte, monte, monte, mulos y sombras de mulos cargados de girasoles. Sus ojos en las umbrías