A Pilar Zubiaurre
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Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
Entre italiano y flamenco, ¿cómo cantaría aquel Silverio? La densa miel de Italia
Las manos de mi cariño te están bordando una capa con agremán de alhelíes y con esclavina de agua. Cuando fuiste novio mío,
Voces de muerte sonaron cerca del Guadalquivir. Voces antiguas que cercan voz de clavel varonil. Les clavó sobre las botas
Así te vi La joven muerta en la concha de la cama, desnuda de flor y brisa surgía en la luz perenne.
Ayer. (Estrellas azules.) Mañana. (Estrellitas
Salen los niños alegres De la escuela, Poniendo en el aire tibio Del abril, canciones tiernas. ¡Que alegría tiene el hondo
Tienen gotas de rocío las alas del ruiseñor, gotas claras de la luna cuajadas por su ilusión. Tiene el mármol de la fuente
Juan Breva tenía cuerpo de gigante y voz de niña. Nada como su trino. Era la misma
Lo llevan puesto en mi sábana mis adelfas y mi palma. Día veintisiete de agosto con un cuchillito de oro. La cruz. ¡Y vamos andando!
El mar sonríe a lo lejos. Dientes de espuma, labios de cielo. ¿Qué vendes, oh joven turbia
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca
Cuatro granados tiene tu huerto. (Toma mi corazón nuevo.) Cuatro cipreses
Cristo moreno pasa de lirio de Judea a clavel de España. ¡Miradlo por dónde viene!
Una rosa en el alto jardín que tú… Una rueda en la pura sintaxis del… Desnuda la montaña de niebla impre… Los grises oteando sus balaustrada… Los pintores modernos en sus blanc…