#1988 #EscritoresUruguayos #VientosDelExilio
El día o la noche en que por fin l… habrá que quemar las naves pero antes habremos metido en ella… nuestra arrogancia masoquista nuestros escrúpulos blandengues
El viento arrima propuestas mejores que las de antes ya no son interrogantes triviales o deshonestas pero el mar tiene respuestas
El odio viene y va y regresa alucinado lo contemplo pasa como un adiós de humo como una sombra como un duelo
Pavadas que uno inventa en el exilio para de algún modo convencerse de que no se está quedando sin paisaje, sin gente, sin cielo, sin país. Las geografías, qué delirio zonzo. Al menos u...
Anoche cuando supe que Ayrton Sen… se había inmolado en el circuito i… me invadió una lástima polvorienta una tristeza residual nunca sentí admiración por la fórm…
Doblé la esquina y el Papa estaba allí, solo y bostezando, con su atuendo blanquísimo, recostado en la pared de ladrillos. Siempre supe que lo iba a encontrar, pero no pensé que sería t...
Cuando me confiscaron la palabra y me quitaron hasta el horizonte cuando salí silvando despacito y hasta hice bromas con el funcion… de emigración o desintegración
Ésta debe ser la trigésima despedida. Es un trámite que Fernando Varengo conoce de sobra. Como testigo, claro; no como viajero. Asistir a la normal y apasionada discusión de Migue...
Mientras comían juntos y distantes… ella muy lentamente y él como ensi… hablaban con medida y doble parsim… de temas importantes y de algunos… entonces como siempre o como casi…
Los sueños de la siesta no son los mismos que los de la no… sueño en la noche a veces con tapias / hondonadas las embestidas del pampero
¿Cómo compaginar la aniquiladora idea de la muerte con ese incontenible afán de vida?
¿Cómo será el mundo cuando no pued… ni escucharlo ni tocarlo ni olerlo… ¿cómo serán los demás sin este ser… ¿o existirán tal como yo existo sin los demás que se me fueron?
Nunca se consideró un exiliado político. Había abandonado su tierra por un extraño impulso que se fraguó en tres etapas. La primera, cuando lo abordaron sucesivamente cuatro mendigos en...
La rosa de oro no se marchita ni tiene aroma el cielo ajeno que te envenena
Sólo un pájaro negro sobre el pretil cascado una línea de sol en la reja de herrumbre azoteas sin rostro