A Jorge Zalamea
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Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
¿Qué es aquello que reluce por los altos corredores? Cierra la puerta, hijo mío, acaban de dar las once. En mis ojos, sin querer,
En las torres amarillas, doblan las campanas. Sobre los vientos amarillos,
Amor, amor que está herido. Herido de amor huido; herido, muerto de amor.
Lo llevan puesto en mi sábana mis adelfas y mi palma. Día veintisiete de agosto con un cuchillito de oro. La cruz. ¡Y vamos andando!
Noche arriba los dos con luna llen… yo me puse a llorar y tú reías. Tu desdén era un dios, las quejas… momentos y palomas en cadena. Noche abajo los dos. Cristal de p…
¡Mi soledad sin descanso! Ojos chicos de mi cuerpo y grandes de mi caballo, no se cierran por la noche ni miran al otro lado,
Bajo el naranjo, lava pañales de algodón. Tiene verdes los ojos y violeta la voz. ¡Ay, amor,
La rosa no buscaba la aurora: Casi eterna en su ramo buscaba otra cosa. La rosa
Mi corazón oprimido Siente junto a la alborada El dolor de sus amores Y el sueño de las distancias. La luz de la aurora lleva
Aquellos ojos míos de mil novecien… no vieron enterrar a los muertos, ni la feria de ceniza del que llor… ni el corazón que tiembla arrincon… Aquellos ojos míos de mil novecien…
El grito deja en el viento una sombra de ciprés. (Dejadme en este campo, llorando). Todo se ha roto en el mundo.
¡Fita aquel branco galán, olla seu transido corpo! É a lúa que baila na Quintana dos mortos. Fita seu corpo transido,
Yo te miré a los ojos cuando era niño y bueno. Tus manos me rozaron Y me diste un beso. (Los relojes llevan la misma caden…
¡Ay qué trabajo me cuesta quererte como te quiero! Por tu amor me duele el aire, el corazón y el sombrero.