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Mi corazón tendría la forma de un… si cada aldea tuviera una sirena. Pero la noche es interminable cuan… y hay barcos que buscan ser mirado… Si el aire sopla blandamente
Debajo de las multiplicaciones hay una gota de sangre de pato. Debajo de las divisiones hay una gota de sangre de marinero… Debajo de las sumas, un río de san…
Los mozos de Monleón se fueron a arar temprano, ay, ay, para ir a la corrida, y remudar con despacio,
Zarzamora con el tronco gris, dame un racimo para mí. Sangre y espinas. Acércate. Si tú me quieres, yo te querré. Deja tu fruto de verde y sombra
No te conoce el toro ni la higuera… ni caballos ni hormigas de tu casa… No te conoce tu recuerdo mudo porque te has muerto para siempre. No te conoce el lomo de la piedra,
Por el arco de Elvira quiero verte pasar Para saber tu nombre y ponerme a llorar. ¿Qué luna gris de las nueve
Sobre el cielo negro, culebrinas amarillas. Vine a este mundo con ojos y me voy sin ellos. ¡Señor del mayor dolor!
A Laurita, amiga de mi hermana La luna está muerta, muerta; pero resucita en la primavera. Cuando en la frente de los chopos se rice el viento del sur.
Leonardo: ¡Calla! Novia: Desde aquí yo me iré sola. ¡Vete! ¡Quiero que te vuelvas! Leonardo:
La Lola canta saetas. Los toreritos la rodean, y el barberillo
Tierra Las niñas de la brisa van con sus largas colas. Cielo Los mancebos del aire
Sobre el monte pelado un calvario. Agua clara y olivos centenarios. Por las callejas
Hacia Roma caminan dos pelegrinos, a que los case el Papa, mamita, porque son primos,
En las torres amarillas, doblan las campanas. Sobre los vientos amarillos,
¡Mi soledad sin descanso! Ojos chicos de mi cuerpo y grandes de mi caballo, no se cierran por la noche ni miran al otro lado,