#EscritoresMexicanos
¡Con ella, todo; sin ella, nada! Para qué viajes, cielos, paisajes, ¡Qué importan soles en la jornada! Qué más me da
Yo soy tan poca cosa, que ni un do… Mas tú, Padre, me hiciste merced… Ha un año que lo sufro, y un año y… por él en estatura espiritual, Señ… ¡Oh Dios, no me lo quites! Él es…
Pasó con su madre. ¡Qué rara bell… ¡Qué rubios cabellos de trigo garz… ¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innat… de porte! ¡Qué formas bajo el fino… Pasó con su madre. Volvió la cabe…
¡Seis meses ya de muerta! Y en va… un beso, una palabra, un hálito, u… y, a pesar de mi fe, cada día evid… que detrás de la tumba ya no hay m… Si yo me hubiese muerto, ¡qué mar,…
Tu cabellera es negra como el ala del misterio; tan negra como un ló… jamás, como un adiós, como un «¡qu… Pero hay algo más negro aún: ¡tus… Tus ojos son dos magos pensativos,
No esperes que, vencido en la cont… levante yo de mi querer la tienda; vine para triunfar, o a que me mat… tu esquivez, y ante ti, torre alta… has de ver ondeando mi bandera,
Sí, yo amaba lo azul con ardimient… las montañas excelsas, los sutiles crespones de zafir del firmamento, el piélago sin fin, cuyo lamento arrulló mis ensueños juveniles.
La santidad de la muerte llenó de paz tu semblante, y yo no puedo ya verte de mi memoria delante, sino en el sosiego inerte
¡Cuántos desiertos interiores! Heme aquí joven, fuerte aún, y con mi heredad ya sin flores. Némesis sopló en mis alcores con bocanadas de simún.
Adoremos las carnes de marfiles, doremos los rostros de perfiles arcaicos: aristócrata presea; las frentes de oro pálido bañadas, las manos de falanges prolongadas,
Sol espledente de primavera, a cuyo beso, fresca y lozana, la flor se yergue, la mariposa viola el capullo, la yema estalla; sol espledente de primavera:
Este libro tiene muchos precedente… tantos como gentes habrán sollozado por un bien amado, desaparecido,
Tu brazo en el pesar me precipita, me robas cuanto el alma me recrea, y casi nada tengo: flor que orea tu aliento de simún, se me marchit… Pero crece mi fe junto a mi cuita,
¡Yo lo que tengo, amigo, es un pro… deseo de dormir!... ¿Sabes?: el su… es un estado de divinidad. El que duerme es un dios... Yo lo… amigo, es gran deseo de dormir.
Padre viejo y triste, rey de las d… son en mi camino focos de una luz… tus pupilas mustias, vagas de pens… y el límpido y noble marfil de tu… Flota, como el tuyo, mi afán entre…