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En lo alto de aquel monte hay un arbolillo verde. Pastor que vas, pastor que vienes. Olivares soñolientos
Coches cerrados llegaban a las orillas de juncos donde las ondas alisan romano torso desnudo. Coches que el Guadalquivir
Te gustó la ciudad que gota a gota labró el agua en el centro de los… ¿Viste sueños y rostros y caminos y muros de dolor que el aire azota… ¿Viste la grieta azul de luna rota
Si tu madre quiere un rey, la baraja tiene cuatro: rey de oros, rey de copas, rey de espadas, rey de bastos. Corre que te pillo,
Cuando sale la luna se pierden las campanas y aparecen las sendas impenetrables. Cuando sale la luna,
El campo de olivos se abre y se cierra como un abanico. Sobre el olivar
Los arqueros oscuros a Sevilla se acercan. Guadalquivir abierto. Anchos sombreros grises, largas capas lentas.
Quiero bajar al pozo quiero subir los muros de Granada para mirar el corazón pasado por el punzón oscuro de las aguas. El niño herido gemía
Cristo moreno pasa de lirio de Judea a clavel de España. ¡Miradlo por dónde viene!
Tierra seca, tierra quieta de noches inmensas. (Viento en el olivar,
Cirio, candil, farol y luciérnaga. La constelación de la saeta. Ventanitas de oro
Mi niña se fue a la mar, a contar olas y chinas, pero se encontró, de pronto, con el río de Sevilla. Entre adelfas y campanas
Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,
El remanso del aire bajo la rama del eco. El remanso del agua bajo fronda de luceros. El remanso de tu boca
La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice.