#EscritoresEspañoles
Sella el tronco sangriento, no le… De aquel dichosamente desdichado, Que de las inconstancias de su had… Esta pizarra apenas le redime; Piedad común, en vez de la sublime
Sacra planta de Alcides, cuya ram… Fue toldo de la yerba, fértil soto Que al tiempo mil libreas le habéi… De frescas hojas, de menuda grama: Sed hoy testigos destas que derram…
Érase una vieja De gloriosa fama, Amiga de niñas, De niñas que labran. Para su contento
Mientras Corinto, en lágrimas des… La sangre de su pecho vierte en va… Vende Lice a un decrépito indïano Por cient escudos la mitad del lec… ¿Quién, pues, se maravilla deste h…
A la que España toda humilde estr… Y su horizonte fue dosel apenas, El Betis esta urna en sus arenas… Majestuosamente ha levantado. ¡Oh peligroso, oh lisonjero estado
Máquina funeral, que desta vida nos decís la mudanza, estando qued… pira, no de aromática arboleda, si a más gloriosa Fénix construida… bajel en cuya gabia esclarecida
De mi sastre en el hurtar la mano es tan singular, que si cae la tela en ella cuando la empieza a doblar, ya puedo doblar por ella.
Prisión del nácar era articulado De mi firmeza un émulo luciente, Un dïamante, ingenïosamente En oro también él aprisionado. Clori, pues, que a su dedo apremïa…
Varia imaginación que, en mil inte… A pesar gastas de tu triste dueño La dulce munición del blando sueño… Alimentando vanos pensamientos, Pues traes los espíritus atentos
Donde las altas ruedas con silencio se mueven, y a gemir no se atreven las verdes sonorosas alamedas, por no hacer ruïdo
Gallardas plantas, que con voz dol… Al osado Faetón llorastes vivas, Y ya sin invidiar palmas ni olivas… Muertas podéis ceñir cualquiera fr… Así del Sol estivo al rayo ardien…
Parió la Reina; el Luterano vino Con seiscientos herejes y herejías… Gastamos un millón en quince días En darles joyas, hospedaje y vino. Hicimos un alarde o desatino,
Las flores del romero, Niña Isabel, Hoy son flores azules, Mañana serán miel Celosa estás, la niña,
En los pinares de Júcar Vi bailar unas serranas, Al son del agua en las piedras Y al son del viento en las ramas. No es blanco coro de ninfas
En el cristal de tu divina mano De Amor bebí el dulcísimo veneno, Néctar ardiente que me abrasa el s… Y templar con la ausencia pensé en… Tal, Claudia bella, del rapaz tir…