#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresGranadinos #Generación27 #PoemaDelCanteJondo
Vi en tus ojos dos arbolitos locos. De brisa, de brisa y de oro. Se meneaban. No quise.
En la torre amarilla, dobla una campana. Sobre el viento amarillo,
Pulpo petrificado. Pones cinchas cenicientas al vientre de los montes, y muelas formidables a los desfiladeros.
Por una vereda venía Don Pedro. ¡Ay cómo lloraba el caballero! Montado en un ágil
CIPRÉS Ciprés. (Agua estancada.) Chopo (Agua cristalina.)
La primera vez no te conocí. La segunda, sí. Dime si el aire te lo dice.
Silencio de cal y mirto. Malvas en las hierbas finas. La monja borda alhelíes sobre una tela pajiza. Vuelan en la araña gris,
La Tarara, sí; la tarara, no; la Tarara, niña, que la he visto yo. Lleva la Tarara
Las gentes iban y el otoño venía. Las gentes iban a lo verde. Llevaban gallos
Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran,
El diamante de una estrella Ha rayado el hondo cielo, Pájaro de luz que quiere Escapar del universo Y huye del enorme nido
Los laberintos que crea el tiempo, se desvanecen. (Sólo queda el desierto.)
Cayó una hoja y dos y tres. Por la luna nadaba un pez. El agua duerme una hora
El cielo nublado pone mis ojos blancos. Yo, para darles vida, les acerco una flor amarilla.
La cruz. (Punto final del camino.) Se mira en la acequia. (Puntos suspensivos.)