Donde habite el olvido, 1932 - 1933
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Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada en… Sobre la cual el viento escapa a s…
Derriban gigantes de los bosques p… derriban los instintos como flores… deseos como estrellas para hacer sólo un hombre con su e… Que derriben también imperios de u…
Qué ruido tan triste el que hacen… parece como el viento que se mece… sobre adolescentes mutilados, mientras las manos llueven, manos ligeras, manos egoístas, man…
El tiempo, insinuándose en tu cuer… tal la nube de polvo en fuente pur… aquella gracia antigua desordena y clava en mí una pena silenciosa. Otros antes que yo vieron un’ día,
Adolescente fui en días idénticos… cosa grácil, visible por penumbra… y extraño es, si ese recuerdo busc… que tanto, tanto duela sobre el cu… Perder placer es triste
He venido para ver semblantes Amables como viejas escobas, He venido para ver las sombras Que desde lejos me sonríen. He venido para ver los muros
En ocasiones, raramente, solía encenderse el salón al atardecer, y el sonido del piano llenaba la casa, acogiéndome cuando yo llegaba al pie de la escalera de mármol hueca y resonante, ...
Con tal vehemencia el viento viene del mar, que sus sones elementales contagian el silencio de la noche. Solo en tu cama le escuchas
¿Volver? Vuelva el que tenga, Tras largos años, tras un largo vi… Cansancio del camino y la codicia De su tierra, su casa, sus amigos, Del amor que al regreso fiel le es…
Yo no te conocía, tierra; con los ojos inertes, la mano alet… lloré todo ciego bajo tu verde son… aunque, alentar juvenil, sintiera… un tumulto sediento de postrarse,
Quizá mis lentos ojos no verán más… de ligeros paisajes dormidos en el… con cuerpos a la sombra de ramas c… o huyendo en un galope de caballos… El sur es un desierto que llora mi…
Va la brisa reciente por el espacio esbelta, y en las hojas cantando abre una primavera. Sobre el límpido abismo
No decía palabras, acercaba tan sólo un cuerpo interr… porque ignoraba que el deseo es un… cuya respuesta no existe, una hoja cuya rama no existe,
En soledad. No se siente el mundo, que un muro sella; la lámpara abre su huella sobre el diván indolente. Acogida está la frente
Verdor nuevo los espinos tienen ya por la colina, toda de púrpura y nieve en el aire estremecida. Cuántos cielos florecidos