#1965 #EscritoresUruguayos #PróximoPrójimo
Yo/ fulano de mí/ llevo conmigo tu rostro en cada suerte de la his… Tu cuerpo de mengana es una gloria y por eso al soñar sueño contigo. Luego/ si el sueño acaba te persig…
Uno llega con sus ojos de buey con sus dedos de frente o con sus pies de plomo todo eso y además
A sus treinta y cinco años, Ileana Márquez tenía marido (Dámaso) y amante (Marcos). Saberse querida, o al menos deseada por ambos, no le causaba la menor ansiedad, más bien le otorgaba ...
Señor que no me mira mire un poco yo tengo una pobreza para usté limpia nuevita
Lejos quedó el exilio descubierto en ensueños brumosos o cubierto de olvido un jardín más o menos irrisorio del que tomamos cuatro rosas
Si un muchacho lee mis poemas me siento joven por un rato en cambio cuando es una muchacha quien los lee quisiera que el tictac
Pensó ojalá que no pero esta vez acaso sea la última. Con el deseo más tierno que otras… tentó las piernas de la mujer nuev…
Creo que mi ciudad ya no tiene con… entre otras cosas porque me ha per… o acaso sea pretexto de enamorado que amaneciendo lejos imagina sus arboledas y sus calles blancas
En mi ciudad hay varios espantos i… pero también existen los visibles el más de todos es un monumento que planearon levantaron y sobre todo inauguraron
Es imposible estar seguro pero tal vez sea Dios todo el sile… que queda de los hombres es imposible estar seguro pero acaso Dios sea
Quieren que me refugie en vos palabra blanda silaboba que crea a pie juntillas que sos m… monasterio tantas cosas
En las pausas insomnes en los ojos glaciales en el gesto ritual de la amenaza el vocero del odio estrena sus eni… hinca roedor sus dientes en el hum…
Qué suerte siempre iguales hermano vos y yo desde aquella alegría
El viento arrima propuestas mejores que las de antes ya no son interrogantes triviales o deshonestas pero el mar tiene respuestas
Al preso lo interrogaban tres veces por semana para averiguar «quién le había enseñado eso». Él siempre respondía con un digno silencio y entonces el teniente de turno arrimaba a sus te...