LLegaste,
y te acostaste en mi lecho
sin importarte,
la incomodidad.
Llegaste,
en nombre del destino
y así conmigo creciste,
en soledad.
Sos...¡el porque a mí!
el sostén de mis angustias,
la paz que tanto iba a desear,
la mano que siempre llega a tiempo,
el Dios al cual reprocho
o las caricias que detienen la crueldad.
Pero al fin y al cabo, somo uno,
el dolor que pega duro,
el enojo, la torpeza
las ganas, esperanza y despertar.
Naciste conmigo
te llaman Resiliencia,
ya no estoy solo, ingrata adversidad.