Conexión profunda
Fue inesperado, como el calor
en un día de invierno.
Así rosaste mi vida,
deslumbrando todo a su paso.
Espontaneidad, tu nombre,
has derrumbado lo monótono,
has llenado mis vacíos,
sin siquiera intentarlo.
Mi vida de razón se desploma,
ahora que te admiro sin tenerte,
y disfruto, sin embargo, tu demora,
pues aquí siempre estás presente.
Espontánea tu llegada a mí,
como si de un sueño se tratase,
fácil caí, fácil me enamoré,
no vislumbré mi dulce desdicha.
Desdichada, pero enamorada,
muerta, pero viva,
contrapones dos opuestos,
como solo tú sabes hacerlo.
Y es que no hay nada más encantador,
que coincidir mis ojos con los tuyos,
esos pequeños instantes que exaltan,
hasta lo que llevo muerto dentro.
Por favor no me apartes de tu compañía,
cercana y lejana, que quema y me calma,
aunque esta enriquezca y desgaste,
como un ciclo eterno, a mi alma.
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