Era una bella tarde de floreciente primavera
Extasiábamos el perfume de las flores al caminar
Nuestras miradas confluían cual bello espejismo
Éramos un poema bello como el lecho de un río
Descansamos nuestros cuerpos en la hermosa rivera
El rumor del agua era la música acompañante
Nos trasladaba en el tiempo y espacio al cielo
El lecho del río se convertía en un nido de amor
Las horas pasaban caprichosamente sublimes
No existía silencio que perturbará esos momentos
Nuestros sueños se hacían realidad continuamente
Y nuestra entrega era interminablemente hermosa
El río al rozar su húmedo lecho nos acariciaba
La tarde llegaba para unirnos nuevamente
Las aves que acompañaban con su canto
Anunciaban la hora del incipiente crepúsculo
La noche llego para acurrucarnos en un abrazo
El bello reflejo de la luna cuando asoma
Fue un una pintura al óleo ovacionando el amor
Y el lecho del río nos acogió fundiendo nuestros cuerpos
Nuestro encuentro fue un poema como el lecho del río
Cuando la luna asoma y se refleja con toda su belleza
Vice