Nos cuesta aceptar que estamos mal y muchas veces optamos por cubrirnos detrás del sexo y no nos importa con quien o dónde amanecemos porque al día siguiente la resaca no importa en lo más mínimo porque seguimos vacíos, así que seguimos bebiendo una y otra vez pensando que estaremos bien pero así no es necesitamos ayuda, necesitamos aceptar que estamos mal y que aunque en otras facetas de nuestras vidas nos vaya bien estamos roto por dentro recorriendo las calles como un peso muerto sin equilibrio alguno.