Eres fuerza que danza en el viento,
un misterio que al mundo ofrece solo un fragmento.
Crees en Dios, y en ti misma aún más,
un alma que brilla, imposible de apagar.
Tu verdad es espada, sin miedo al decir,
lo que siente tu pecho, lo que dicta tu latir.
No te doblegas, no sufres por quien no sabe amar,
porque entiendes que el amor empieza en tu altar.
Amar es tu don, inmenso y real,
pero nunca más que a ti misma, jamás desigual.
Tu alegría es un río que corre sin fin,
aunque te malinterpreten, no te afecta al vivir.
Te conoces, te sabes, y eso es poder,
nadie define lo que solo tú puedes ver.
Eres un tesoro, consciente de tu valor,
y eliges rodearte de joyas, de amor.
Buscadora de sueños, logradora sin par,
tu suerte no es magia, es saber caminar.
No temes al mundo, ni a su energía fugaz,
porque tú eres eterna, un fuego voraz.
Te amo a morir, mujer celestial,
magnética, honesta, un alma inmortal.
Eres todo lo que admiras, todo lo que das,
una diosa entre humanos, un espíritu en paz.