Loading...

Ocho

Aguardé durante treinta y cinco minutos
A que dijera algo, a que agregara la razón de su distancia
A recibir una explicación
Durante treinta y cinco minutos me consumió el llanto
El dolor en el pecho
Los miedos
Para cuando habló
No existía ya nada en su voz
Y supe entenderlo
Lo anterior no quiere decir
Que yo no hubiera explotado en miles de pedazos sangrientos
Mientras que después de treinta y cinco minutos
Él pronunciara su segundo adiós

Liked or faved by...
Other works by Lillianne Rovier...



Top