#1981 #EscritoresArgentinos #LaCifra
Mi reino es de este mundo. Carcel… y cárceles y espadas ejecutan la orden que no repito. Mi palabra más ínfima es de hierro. Hasta el… corazón de las gentes que no oyero…
Convencidos de caducidad por tantas nobles certidumbres del… nos demoramos y bajamos la voz entre las lentas filas de panteone… cuya retórica de sombra y de mármo…
Somos el tiempo. Somos la famosa parábola de Heráclito el Oscuro. Somos el agua, no el diamante duro… la que se pierde, no la que reposa… Somos el río y somos aquel griego
Imposible negar la novedad (tipográfica) de esta novela. Sepa el asombrado lector que no se trata de un libro, sino de un expediente que incluye un telegrama facsimilar de la Western Un...
A veces me pregunto qué razones Me mueven a estudiar sin esperanza De precisión, mientras mi noche av… La lengua de los ásperos sajones. Gastada por los años la memoria
Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente… ¿por qué, si te despiertan bruscam… sientes que te han robado una fort… ¿Por qué es tan triste madrugar?…
He olvidado mi nombre. No soy Bor… (Borges murió en La Verde, ante l… ni Acevedo, soñando una batalla, ni mi padre, inclinado sobre el li… o aceptando la muerte en la mañana…
Cabrera y Carvajal fueron mis nom… He apurado la copa hasta las heces… He muerto y he vivido muchas veces… Yo soy el Arquetipo. Ellos, los h… De la Cruz y de España fui el err…
No podría definirme como ateo, porque declararme ateo corresponde a una certidumbre que no poseo. A fin de cuentas, el universo es tan extraño que todo es posible, hasta un Dios que es ...
Se ha publicado en Roma este libro compuesto en francés antiguo por Gabriele d’Annunzio. Dice así el prólogo: “Después de quince años cumplidos, después de la buena guerra sin treguas y...
No quiero ser quien soy. La avara… me ha deparado el siglo diecisiete… el polvo y la rutina de Castilla, las cosas repetidas, la mañana que, prometiendo el hoy, nos da la…
El hombre que desembarcó en Buenos Aires en 1871 se llamaba Johannes Dahlmann y era pastor de la Iglesia evangélica; en 1939, uno de sus nietos, Juan Dahlmann, era secretario de una bib...
Una amistad hicieron mis abuelos con esta lejanía y conquistaron la intimidad de los… y ligaron a su baquía la tierra, el fuego, el aire, el a…
Hengist quiere hombres. Acudirán de los confines de arena… de chozas llenas de humo, de tierr… de lobos, en cuyo centro indefinid… Los labradores dejarán el arado y…
Traiga cuentos la guitarra de cuando el fierro brillaba, cuentos de truco y de taba, de cuadreras y de copas, cuentos de la Costa Brava