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Escóndete, caracol: no asomes tus cuernos largos. Cuando salgas de paseo no saludes a los pájaros, ni con otro caracol
Porque no saben quererte me dicen que eres muy fea. Duerme... Duerme... Duerme, que te coge el gato y las tijeras muerden.
El cielo es un espejo y la gaviota suelta su vela blanca desde la costa. Marinera del aire,
Le doy al niño de Chile la nueva patria que tengo: limpia y olorosa a limpio, patria dispuesta a quererlo como me quiere ella a mí,
Abrigando el arroyo la caña brava, chorros de finas hojas al aire lanza. ¡Qué musicales ramos,
Sobre el mar hay una barca, sobre la barca un barquero, sobre el barquero
Torito camagüeyano y de la sabana rey, he venido de muy lejos queriéndote conocer. Debajo del algarrobo
La garcita campesina polainas de tierra y alitas de harina. Pañuelo al viento se ve la garza.
En un caracol rosado de la playa de Girón sobre el nácar hay grabado: “¡Cada cubano un soldado; cada soldado un león!”
Naranja sobre limón, sobre limones el agua: agua fértil de represa, agua de la nube blanca. Finas espigas de arroz,
¡Jey, vaya, toro, con el arreo! Los toros toros, sus cuernos cuernos, en el camino
¡Limón, limón! Limón agrio, limón criollo, limón dulce, limón chino,
En el río San Juan vive un pececito que aprende a nadar. Sobre el Yumirí —iris diminuto—
Moterita de madera llena de polvos de arroz, con tapa de cristal fino y la mota de plumón. ¿De quién será la motera
En su casa de hojas despierta el pájaro porque, anunciado el día, se entona el gallo. Canta seguido,