#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #EscritoresGranadinos #Generación27 #PoemaDelCanteJondo
Ya viene la noche. Golpean rayos de luna sobre el yunque de la tarde. Ya viene la noche. Un árbol grande se abriga
Bajo el naranjo, lava pañales de algodón. Tiene verdes los ojos y violeta la voz. ¡Ay, amor,
El magnífico sauce de la lluvia, caía. ¡Oh la luna redonda sobre las ramas blancas!
Los caballos negros son. Las herraduras son negras. Sobre las capas relucen manchas de tinta y de cera. Tienen, por eso no lloran,
Agosto. Contraponientes de melocotón y azúcar, y el sol dentro de la tarde, como el hueso en una fruta.
Ya se ha abierto la flor de la aurora. (¿Recuerdas el fondo de la tarde?) El nardo de la luna
Aquellos ojos míos de mil novecien… no vieron enterrar a los muertos, ni la feria de ceniza del que llor… ni el corazón que tiembla arrincon… Aquellos ojos míos de mil novecien…
Yo me alivié a un pino verde por ver si la divisaba, y sólo divisé el polvo del coche que la llevaba. Anda jaleo, jaleo:
Me miré en tus ojos pensando en tu alma. Adelfa blanca. Me miré en tus ojos pensando en tu boca.
La muchacha dorada se bañaba en el agua y el agua se doraba. Las algas y las ramas en sombra la asombraban
Un bello niño de junco, anchos hombros, fino talle, piel de nocturna manzana, boca triste y ojos grandes, nervio de plata caliente,
¡Oh, qué grave medita la llama del candil! Como un faquir indio mira su entraña de oro y se eclipsa soñando
La noche quieta siempre. El día va y viene. La noche muerta y alta. El día con un ala. La noche sobre espejos
Altas torres. Largos ríos. Hada Toma el anillo de bodas que llevaron tus abuelos.