Fábula
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Muy cargado de leña un burro viejo… triste armazón de huesos y pellejo… pensativo, según lo cabizbajo, caminaba llevando con trabajo su débil fuerza la pesada carga.
Un triste raposo por medio del llano marchaba sin piernas, cual otro soldado, que perdió las suyas
Zapaquilda la bella era gata doncella, muy recatada, no menos hermosa. Queríala su dueño por esposa, si Venus consintiese,
A una Culebra que, de frío yerta, en el suelo yacía medio muerta un labrador cogió; mas fue tan bue… que incautamente la abrigó en su s… Apenas revivió, cuando la ingrata
Los más autorizados, los más viejo… De todos los Cangrejos Una gran asamblea celebraron. Entre los graves puntos que tratar… A propuesta de un docto presidente…
El autor a sus versos. Fieras, aves y peces corren, vuelan y nadan, porque Júpiter Sumo a general congreso a todos llama.
Un pájaro inocente, herido de una flecha guarnecida de acero y de plumas ligeras, decía en su lenguaje
Cierto gato, en poblado descontent… por mejorar sin duda de destino (que no sería gato de convento), pasó de ciudadano a campesino. Metiose santamente
Sin Rey vivía, libre, independien… el pueblo de las ranas felizmente. La amable libertad sola reinaba en la inmensa laguna que habitaba; mas las ranas al fin un rey quisie…
En los montes, los valles y collad… de animales poblados, se introdujo la peste de tal modo, que en un momento lo inficiona tod… Allí donde su corte el león tenía,
Dentro de un bosque oscuro y silen… con un rugir continuo y espantoso, que en medio de la noche resonaba, una leona a las fieras inquietaba. Dícela un oso: «Escúchame una cos…
“¡Que me matan! favor:” así clamab… Una Liebre infeliz, que se miraba En las garras de un Águila sangrie… Á las voces, segun Esopo cuenta, Acudió un compasivo Escarabajo;
Apacentando un Joven su ganado, gritó desde la cima de un collado: «¡Favor!, que viene el lobo, labra… Éstos, abandonando sus labores, acuden prontamente,
Entre montes, por áspero camino, Tropezando con una y otra peña, Iba un viejo cargado con su leña, Maldiciendo su mísero destino. Al fin cayó, y viéndose de suerte
Débil y flaca cierta comadreja, no pudiendo ya más de puro vieja, ni cazaba, ni hacía provisiones de abundantes ratones, como en tiempos pasados,