#EscritoresEspañoles
La vaga esperanza mía se ha quedado en vago, ¡ay triste! Quien alas de cera viste ¡cuán mal de mi Sol las fía! Atrevida se dio al viento
Escribís, oh Cabrera, del segundo Filipo las acciones y la vida, con que el cielo aquistó, si admir… Alto asunto, materia esclarecida, digna, Livio español, de vuestra p…
Que pida a un galán Minguilla Cinco puntos de jervilla, Bien puede ser; Mas que calzando diez Menga, Quiera que justo le venga,
Si Amor entre las plumas de su ni… Prendió mi libertad, ¿qué hará aho… Que en tus ojos, dulcísima señora, Armado vuela, ya que no vestido? Entre las vïoletas fui herido
Música le pidió ayer su albedrío A un descendiente de don Peranzul… Templáronle al momento dos baúles Con más cuerdas que jarcias un nav… Cantáronle de cierto amigo mío
Mientras Corinto, en lágrimas des… La sangre de su pecho vierte en va… Vende Lice a un decrépito indïano Por cient escudos la mitad del lec… ¿Quién, pues, se maravilla deste h…
De chinches y de mulas voy comido, Las unas culpa de una cama vieja, Las otras de un Señor que me las… Veinte días y más, y se ha partido… De vos, madera anciana, me despido…
Cuantos forjare más hierros el had… A mi esperanza, tantos oprimido Arrastraré cantando, y su rüido Instrumento a mi voz será acordado… Joven mal de la invidia perdonado,
Al sol peinaba Clori sus cabellos Con peine de marfil, con mano bell… Mas no se parecía el peine en ella Como se obscurecía el sol en ellos… Cogió sus lazos de oro, y al cogel…
Érase una vieja De gloriosa fama, Amiga de niñas, De niñas que labran. Para su contento
Herido el blanco pie del hierro br… Saludable si agudo, amiga mía, Mi rostro tiñes de melancolía, Mientras de rosicler tiñes la niev… Temo (que quien bien ama, temer de…
Sacros, altos, dorados capiteles, Que a las nubes borráis sus arrebo… Febo os teme por más lucientes sol… Y el cielo por gigantes más cruele… Depón tus rayos, Júpiter; no cele…
Llegué, señora tía, a la Mamora, donde entre nieblas vi la otra mañ… desde el seguro de una partesana, confusa multitud de gente mora. Pluma acudiendo va tremoladora
Diez años vivió Belerma Con el corazón difunto Que le dejó en testamento Aquel francés boquirrubio. Contenta vivió con él,
Las flores del romero, Niña Isabel, Hoy son flores azules, Mañana serán miel Celosa estás, la niña,