11/14/2017
#Verso libre
El pajarillo, entona su tristeza. ¡Desde la jaula!
Algún día padre, me darás tu mano. Y yo también,
Ya sin aliento y al final del camino, ¡lluvia de abril!
Fueron tus manos, incansables y férreas parando el tiempo. La Odisea de Ulises tu consuelo final.
Regreso como cada día por esa calle tan habitual, siempre a la misma hora, como inevitable rutina a la que nos somete la vida. Encima de mí, un cielo de invierno donde no se oye el cant...
Nueva vida latía en su interior. Su juventud extrema, arropaba su vientre
Me siento pegada a esta tierra est… que ya no da sus frutos y mucho menos el perdón. Para mí, el hoy es incierto y el mañana
Era una noche oscura, noche de nie… Apuré mis pasos errantes hacia don… como harían tantos amantes furtivo… Oigo una música sutil allá en la d… Todo mi ser estaba contigo.
¡En el silencio! siento el cálido arrullo de las palomas.
Si perdonamos, liberamos el alma y nuestro ser. Pero sólo, si lo hacemos de verdad.
Amanecer en un día nublado; nos hace verlo, como el sutil frescor que nos regala el cielo.
En aquella capilla medieval había un viejo sótano y ella, (una chica joven llena de curiosidad), no dudó en bajar la fría escalera hasta adentrarse en esa estancia lúgubre con olor a si...
Septiembre, octubre, miles de hojas nos cubren. ¡LLegó el otoño!
¿Amor de madre? va en una dirección. ¡Hacia adelante!
Tanta nostalgia anclada en el recuerdo. Vid goteando, y el río desbocado en su frío deshielo.