Al Filo Del Cataclismo
El futuro está marcado por nuestras decisiones, entre el caos y la esperanza, entre lo que destruimos y lo que podemos renacer. Quizá todo dependa de cuánto estemos dispuestos a amar, a resistir y a encontrar algo más allá de la desolación.
Vivimos al borde de un negro abismo,
donde la pólvora dicta su fatal tino,
donde un botón guarda el cataclismo
y la muerte silba su vals clandestino.
La fiebre avanza como un río incierto,
un sudario febril que el mundo abraza,
y en su paso deja una incógnita sangrante:
la humanidad tose... y la vida se arrasa.
El cielo, herido de tanto desgarro,
llueve fuego y gritos sobre el camino;
un invierno cruel y amargo,
quiebra los sueños... devora el destino.
Los mares rugen, devoran las costas,
la sed de la tierra parte sus huesos;
y el hombre, en su ceguera, solo aposta
por espejismos vanos... por sueños presos.
Somos un reloj que su fin presiente,
un farol que muere tras la tormenta,
somos el fulgor de nuestra agonía
y el lamento que en el futuro advierte.
Pero aún queda un fuego que respira,
un verso escondido que busca un canto,
una voz que emerge, rompe las ruinas,
si aprendemos a amar... a amarnos tanto.
¿Qué seremos? ¿Escombros o renacer?
La respuesta vive en nuestras manos;
o seremos testigos del mundo arder
o los locos que aman... contra lo humano.
